domingo, 23 de junio de 2019

Los griegos de la antigüedad: capítulo 4 de Moses Finley


La palabras polis se define como Estado autónomo con la capacidad de regirse a sí mismo; la traducción del término es ciudad-estado, que manifiesta la reducida extensión y número de habitantes limitados que poseían las poleis griegas. La extensión de Atenas equivalía a unos 2,300 km2, siendo la mayor cantidad de su población rural; era uno de los pocos Estados con una amplia urbanización. Otros Estados a penas tenían podían catalogarse de ciudades pero nunca carecieron de centros cívicos. Había una importancia en vivir en las ciudades que dañaba política y psicológicamente cuando los pobladores eran privados de esta distinción, mayormente por una guerra o conquista.

Las poleis no eran muy numerosas en pobladores, llegando a su máxima extensión en Atenas con 250,000 ó 275,00 pobladores. La extensión de las ciudades era pequeña, con excepciones exclusivas cuando se producía una invasión. Por otro lado, el concepto de polis no incluía un definido tipo de estructura de gobierno; por lo tanto, podía ser democrática, oligárquica o tiránica.

La polis debía hallar un equilibrio entre el tamaño de su población, ya que esta no debía ser muy extensa (como se evidencia en el discurso de Aristóteles, en el que cuestiona que exista un hombre que pueda gobernar un Estado con un número irracionalmente grande de pobladores), pero debía ser suficiente para que la mano de obra pudiera cubrir todas las actividades, porque idealmente la polis debía ser autárquica. En cuanto a la estructuración de la vida social, las polis se diferencias mucho unas de otras, incluso dentro de ellas había diversidad de opiniones. Los considerados ciudadanos eran reducidos, los cuales eran los únicos con la capacidad de discutir sobre la forma de gobernar. Incluso, a mediados de siglo V, se aceptó una ley que implicaba que solo se consideraban ciudadanos a los hijos legítimos de matrimonios, en que ambos esposo fueran ciudadanos.

Cuando la polis clásica entró en decadencia, se comenzó a vender el título de ciudadanía, es así como el permitir el acceso a la ciudadanía a cualquiera era signo de que algo no andaba bien en la polis. Todos estaban subordinados al poder del Estado, tanto ciudadanos como no ciudadanos; los ámbitos que no fueron dominados por la polis, fue por su propia elección. Los cargos civiles y militares más importantes eran exclusivos para los hombres que provenían de una buena familia o que poseían grandes riquezas. Había una extensa desigualdad entre los ricos y los pobres, que estaban en número creciente. Por otro lado, el ciudadano tenía claro sus derechos y si no le agradaba el modo en que se estaba llevando el gobierno, no dudaba en alzarse en contra. En consecuencia, la stasis (palabras griega que significa sedición), fue muy recurrente en la Grecia Clásica; a veces, se generaban revueltas o guerras civiles. El autor hace referencia a que Aristóteles plantea en que se incurre en la stasis por una pretensión de igualdad.

El hecho de que Atenas y Pireo se fueran convirtiendo en más numerosos a diferencia de otros Estados, fue una condición básica para poder alcanzar la gloria y el poderío de la polis. Los ciudadanos con grandes riquezas ocupaban la cuidad, vivían la renta de sus propiedades y de la venta de esclavos. Los no ciudadanos se encargaban del comercio, la producción y el préstamo de dinero. Había hombres, de ambos grupos, muy adinerados. Los campesinos libres se dedicaban de las labores del campo y los artesanos de la elaboración de productos manuales. Existían muchas familias misérrimas tanto en el campo como en la ciudad; sin embargo, todos encontraban un ámbito para participar de la vida pública de Atenas, ya sea en los actos de gobierno o las celebraciones.

Todos los ciudadanos y metecos (persona libre que carece de derechos) entregaban servicio militar obligatorio. Por lo tanto, el ejército ateniense estaba basado en el reclutamiento, no conformado por profesionales. El mando de las naves estaba a cargo de los ciudadanos magnates, que debían solventar gran parte de los gastos; mientras, que la tripulación eran profesionales contratados. Los pobres siempre tuvieron la opción de unirse a la flota como un medio de sobrevivencia. Lo reafirma también “el Viejo Oligarca” cuando plantea que es el demos (el pueblo; en la democracia, los ciudadanos que participan en la Asamblea), quien maneja las naves y le suministra su fuerza a la polis.

A las reuniones de la Asamblea podía asistir cualquier ciudadano varón a partir de los 18 años; todos podían debatir los asuntos tratados y votar en las decisiones. De los trabajos previos a las reuniones se encargaba la boulé, consejo de integrado por 500 ciudadanos elegidos a suerte por un año. También, había otros cargos de variada importancia elegidos por sorteo: diez generales, miembros para diferentes comisiones, a quienes se les encomendaba las negociaciones diplomáticas. No había jerarquización o dependencia entre los cargos ni tener que rendir cuentas a ningún otro funcionario. Para la elección de los miembros de los tribunales de justicia, se sorteaba entre 6,000 ciudadanos voluntarios. A mediados del siglo V, este sistema, consecuencia de una perenne transformación, ya estaba completo. Por lo tanto, la explicación a la democracia ateniense era la continua participación ciudadana, la igualdad de oportunidades y la elección por suerte de los funcionarios.

Si bien las ocupaciones parecían suficientemente repartidas, la distribución no era tan equivalente, porque muy pocos de los que pertenecían a los sectores más adinerados provenían de las clases inferiores. Para la polis de Atenas, el hecho de ser ciudadano suponía tener capacidades y afinidad en participar en el gobierno. Si bien el pago por el desempeño del cargo compensaba el tiempo dedicado al Estado, no era suficiente para convertirlo en un medio de vida. Además, se necesitaba políticos estables, que dedicaran todo su tiempo a orientar a los funcionarios temporales, siendo usuales que ocuparan estos cargos los ciudadanos acaudalados y los rentitas.

El empleo de la oratoria era necesario para dirigirse en la Asamblea, las sesiones se convocaban en una loma llamada Pnix, cercana a la Acrópolis. El presidente era elegido el mismo día por sorteo. Como la mayoría de ciudadanos no podía encontrar la solución a los complejos problemas de relaciones exteriores y financieros, respaldaban a ciertos políticos que tenían conocimiento pleno de estos temas, a los cuales daban su confianza.

Atenas tuvo pensadores de elevadas cualidades, que obtenían recompensas más que nada honoríficas y por riesgos muy numerosos. Hubo dirigentes que tuvieron que sobrellevar el ostracismo, otros el exilio, la muerte legal o por asesinato. Era una vida con demasiadas tensiones, la que tenían que vivir estos personajes que debían mantener su estabilidad y evitar los comportamiento insensatos frente al demos. Tanto en 411 y en 404 se vivieron golpes de estado a mano de los oligarcas, pero su mando tuvo una duración corta. Fue en 322, cuando se concluyó la ciudad-estado de Atenas, debido a la invasión de los macedonios.

No cabe duda de que los atenienses lograron un sistema estable a mediados del siglo V, que estaba a salvo de la stasis. Todos los ciudadanos tuvieron la opción de participar en el gobierno, ya sea en la política o en cuestiones militares. Los factores que lograron mantener a Atenas como un estado unificado fueron un sistema político exitoso y la bonanza económica, que pudieron cubrir los gastos en cargos públicos y en las flotas. Además, estos factores influenciaron en el orgullo cívico y la identidad del ciudadano con la polis. A pesar, de la pérdida en la Guerra del Peloponeso y la disolución del Imperio, Atenas pudo encontrar en el siglo IV, una manera de mantener su organización política y ciudadana. Las mentes que cosechó la polis en escritores, filósofos, artistas y científicos, son incomparables con cualquier civilización de la época. Es, así, como se convierte en la “escuela de toda la Hélade”.

En el periodo arcaico, Esparta contribuyó en la navegación y la instauración de ciertas instituciones de la ciudad-estado. Aparte de en la música y la poesía. En el año 600, esta disposición se vio obstaculizada y comenzaron a dejar de lado las actividades culturales, caracterizándose los espartanos por su “hablar lacónico”. El número de espartanos era muy escaso, lo cual Aristóteles lo identificó como una falla en su sistema. Habían conquistado Laconia y Mesenia, lo cual les permitía acceso a tierras fértiles y al mar, además de abundancia de hierro. Los pobladores de los pueblo sometidos no eran libres, los ilotas no tenían derechos y debían trabajar de siervos en las tierras, mientras que los periecos mantenían su libertad y su organización comunitaria, a cambio de que Esparta pudiera intervenir en sus relaciones exteriores. Más no se han encontrado evidencias de que estas ciudades se rebelaran contra el dominio espartano, posiblemente, porque esta subordinación traía beneficios económicos, protección y paz.

Los periecos se encargaban del comercio y la producción industrial, mientras que los ilotas eran considerados esclavos y eran propensos a hacer revueltas al haberles mantenido en su propio territorio después de la invasión espartana. Sin embargo, el poderío en las armas que mantenía Esparta, evitó que las rebeliones de los ilotas fueran constantes. Después de ganar la segunda guerra de Mesenia (rebelión ilota), se estableció el sistema espartano de forma contundente, basado en la conversión de los ciudadanos en profesionales en el arte de la guerra y educados desde la infancia con el objetivo de alcanzar la destreza militar y servir con obediencia incondicional. Sus necesidades corrían a cuenta de los periecos y los ilotas y el Estado asumía el compromiso de su educación y de dar leyes que evitaran desigualdades económicas. Por otro lado, Esparta era una polis exclusivista y xenofóbica, que orientaba al sistema a evitar influencia exterior.

Si bien a la Asamblea podían asistir todos los ciudadanos, se diferencia con la de Atenas, debido a que el papel de los miembros es pasivo, pueden aprobar o denegar las propuestas, pero no pueden plantearlas. Se elegían cinco éforos cada año, a quienes se les confiaba la supervisión de los asuntos del Estado y otras funciones judiciales.

La supremacía como potencia de Esparta se fundamenta en su disciplina militar, que les permitiría casi llevar a la realidad su interés primordial, mantener la paz dentro de su propia polis y en la región, con la Liga del Peloponeso. Su fuerza fue elevada mediante esta Liga y las tropas alistadas de periecos. Así, en el siglo VI, se convirtió en la potencia militar de toda Grecia, solo siendo superada su flota naval años más tarde por Atenas. Aunque en muchos momentos hubo una necesidad extrema de mayor cantidad de soldados, su xenofobia evitó que la ciudadanía se extendiera.

La Guerra del Peloponeso genero presión para los dirigentes y las tropas, que no estaban preparadas para soportar una empresa tras otra. Había usuales disputas entre los reyes, los generales o los éforos, ya que la mayoría fuera de la polis se dejaban sobornar o eran poco accesibles. En lo que concierne a las propiedades, el sistema era ineficiente y muchos espartanos terminaron perdiendo sus porciones de tierra correspondiente. Algunos comenzaron a atesorar riquezas de forma ilegal a comienzos del siglo V, según muestra Herodoto.

El decenio siguiente a la Guerra del Peloponeso, denotó la stasis, aunque duró corto tiempo. En 371, con la derrota frente a Tebas, se hizo evidente la decadencia del la polis. Esparta fue reducido a un Estado menor, uno entre los cientos que ya existían. En el siglo III, se produjo una violenta guerra civil, con la que concluiría el periodo de gloria y magnificencia militar de la polis. No obstante, Esparta fue el modelo para hombres de la época como en las posteriores, que apreciaban una sociedad cerrada, libre de influencias externas y con una rígida disciplina.

Mientras los griegos que poblaron el continente se encontraban a salvo de agresiones extranjeros debido a su situación geográfica; los que se situaron por el Oriente o por Occidente tuvieron conflictos con pueblos como los escitas o los tracios. La zona del Asia Menor tuvo que soportar la poderío de los lidios y, luego, de los persas. Sicilia fue asaltado varias veces por Cartago.

Si bien bajo el dominio persa se pudo mantener autonomía económica y cultural, se tenía que contribuir con un tributo anual. En 500 o 499, estalló una revuelta debido a que Persia respaldo a un grupo de tiranos; los jonios pidieron auxilio a las demás poleis griegas, recibiendo ayuda de Atenas y Eretria. A Persia le tomó casi diez años reconquistar el territorio; posteriormente, envió invasiones masivas a Grecia en 490 y 480.

Se les llamo “medizantes” a las comunidades que  se entregaron a Persia y que no prestaron ayuda al levantamiento jónico. La Liga del Peloponeso, conducida por Esparta, era el ejército más poderoso de Grecia, pero debido a problemas interiores, aplazaron la defensa; por lo tanto, fue Atenas la encargada de luchar en los combates más definitivos, Maratón en 490 y Salamina en 480. A partir de ese momento, se reconocer el dominio marítimo de Atenas. Dejando todo a manos de Atenas, se constituyó la Liga de Delos, concebida por Arístides, para evitar nuevas invasiones extranjeras. Con el tiempo, la Liga terminó por convertirse en prácticamente un imperio, del que Atenas no permitía salir a ningún miembro. Atenas controlaba toda la flota y los Estados miembros debían aportar con dinero, ya no con barcos.

Atenas, junto con su gobernante Pericles, se convirtió en la figura más importante de toda Grecia. Pericles a favor de una política expansionista, estableció contactos y alianzas con Tracia, Sicilia y hasta Persia. Las relaciones entre Atenas y Esparta se volvieron cada día más complicadas; es así como en 450 estallan algunos combates, seguida por una ficticia paz que se extenderá por veinte años. Hubo dos conflictos detonantes en Corcira y Peloponeso, que desató la Guerra del Peloponeso (431-404), concluyendo con la derrota de Atenas y la disolución del Imperio. En cuanto a las causas de la guerra, Tucidides se dedicó a estudiarlas más a fondo, concluyendo en que la guerra era parte de la vida en esa época. Platón agrega que la guerra era una usual herramienta de política. En general, las necesidades del Estado eran excusa suficiente para empezar una guerra, negociaciones políticas o entregarse a alguna potencia mayor.

La Guerra del Peloponeso comenzó debido a que los espartanos instituyeron una colonia en Heraclea de Tracia. Los tesalios, dominadores de esta región y aliados de Atenas, invadían constantemente la colonia, por temor a que sus nuevos vecinos resultaran muy poderosos. A finales del siglo VI, Esparta obtuvo alianzas con casi todos los estados libres del área del Peloponeso, así disminuyeron las guerras entre estos Estados. Es así como, muchos periodos de paz eran fomentaos por el dominio de algunas ciudades-estado primordiales. Además, las alianzas con sus fuerzas auxiliares eran muy preciadas. El arma más importante eran los hoplitas, soldados de infantería; por lo tanto, era esencial para ganar una guerra un gran número de hombres bien entrenados y equipados.

La Liga del Peloponeso era una alianza en la que cada Estado mantenía su autonomía y su libertad para actuar. Por otro lado, el Imperios Ateniense estaba constituido por 150 Estados, en la cual la condición de miembro era obligatoria y no había posibilidad de descartar, los miembros pagaban un tributo anual en dinero que era dirigido por Atenas. Esta última participó en los asuntos internos de los Estados miembros, alentando los mecanismos democráticos. A pesar de todo, Atenas tenía el favor de la mayoría de los miembros y sus pobladores.

La Guerra del Peloponeso fue de una magnitud antes no conocida, por su extensa cantidad de participantes, las grandes de recursos y dinero gastado, por la influencia de la moral y las costumbres en las batallas, por la relevancia del dominio marítimo y el dilatado terreno donde se desarrolló, desde Asia Menor hasta Sicilia. Sin embargo, tanto Esparta como Atenas permanecieron indemnes.  La táctica de Pericles se basaba en la solidez del Imperio, que no estaba errada ante el apoyo que se le brincó a Atenas incluso hasta el último decenio. La explicación que sostiene Tucídides para la derrota ateniense es la incapacidad de los dirigentes después de la muerte de Pericles, a dos años de haber iniciado la guerra.

Con el término de la guerra en 404, se disolvió el Imperio. Esto no afectó solo a Atenas sino a todo Grecia, porque se concluyó la única posibilidad de obtener una unidad política. Esparta se había lanzado a la guerra con la excusa de liberar a los Estados del dominio ateniense, para que obtuvieran su libertad y soberanía sobre su propio territorio; sin embargo, luego, ofreció algunas de estas ciudades menores a Persia como pago por el oro que aseguró su triunfo. Posteriormente, estableció su propio Imperio sobre los escombros del ateniense; no duró más de un decenio. En este deplorable estado, fueron conquistados por Macedonia a manos de Filipo II.

Con la batalla de Queronea en 338, Grecia pasó a estar bajo el mando de Macedonia. Se reunió un congreso en Corinto para todos los Estados griegos, donde se organizó la Liga de los Helenos que tenía como objetivos la invasión de Persia, y utilizar la fuerza de los estados-miembros para asegurar la vigencia de las leyes y evitar la stasis. La figura de Filipo II y sus propuestas se establecieron como el único camino para la salvación de Grecia, de las batallas que se libraban entre ellos mismos para beneficiarse con el erario público o por la obtención de más territorios.  El triunfo de Filipo es una evidencia más de los conflictos políticos internos de Grecia.

El contexto de Grecia en el siglo IV no era nada alentador, había pocas zonas extranjeras donde poder migrar para solucionar su crisis agraria y estados griegos más fuertes se arrojaron a incesantes batallas entre sí. La solución solo podía ser que un Estado helénico dominara a los demás o alguien que viera de afuera, una potencia extranjera.

El número de elevado de mercenarios de esta época en comparación con las reducidas poblaciones comprobaba que los griegos no se lamentaban de evadir su sentimiento de nación, cuando se conseguir empleo se trataba. Además, había un gran número de exiliados políticos. En conjunto con las frecuentes stasis, indicaba la deficiencia de la comunidad y la polis. Debido a la arruinada economía rural, los pobladores se veían forzados a migrar hacia otras tierras. Además, las tierras comenzaban a ser pobladas por extranjeros, que podían ser forasteros de condición libre o esclavos emancipados, que hacían perder el escaso sentido comunitario que quedaba.

En el siglo IV, hubo instantes heroicos a pesar de la decadencia. Después de Alejandro, la polis llegó a ser un imitación de lo que alguna vez fue, pese a que no se podía esconder la declinación en la que se encontraba. Atenas, fue la excepción a la regla una vez más; durante el siglo IV, se caracterizó por cultivar unos dirigentes expertos en las finanzas públicas, debido a que se tenían que valer solo de la diplomacia para mantener sus suministro de grano, en la zonas que rodeaban el mar negro. La polis ateniense llegó a su fin en 322, cuando se lanzó a la lucha por su autonomía, que casi llega a ser un éxito; sin embargo, fracasaron y el Estado se vino abajo por estas razones.

En el siglo IV, hubo una división en la actividad pública, la civil y la militar, originado este cambio debido a descomedidas finanzas que habían aumentado de volumen, afectando a la polis en la pérdida del sentid comunitario. Los acaudalados seguían participando en solventar los costos de las flotas pero trataban de evitarlos pagar constantemente, no tanto por falta de patriotismo, sino debido al descontento con el sistema de distribución. Esto tuvo como resultado el mayor resquebrajamiento de la polis. Atenas casi llevo al sistema de la polis a la perfección, su fin solo se debe a que Macedonia y sus dirigentes poseían demasiado poder. La polis fue una concepción ideal magnífica, pero que necesitaba demasiados factores combinados para poder establecerla y mantenerla, solo fue posible aproximarse a ella o constituirla por un corto tiempo.


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