sábado, 16 de marzo de 2019

De cara al viento: manifiesto de los nuevos Annales - Lucien Febvre

El problema que cuenta para el futuro de la humanidad es humano. El problema es saber qué civilización se establecerá mañana en este nuevo mundo que ya se está elaborando. Porque una civilización puede morir; pero la civilización no muere. Es un instinto de los hombres, una propiedad de los hombres superarse. Sólo que, hasta el presente, las civilizaciones eran parceladas: de grupos, de naciones, de continentes. Mañana, los hombres presentarán, si no inmediatamente una civilización mundial, la civilización de los terrestres extendida por la Tierra, al menos una o dos civil inter intercontinentales, que, alimentadas por varias civilizaciones locales, se prepararán, enfrentándose, para absorverse recíprocamente. Un hecho es cierto yo desde ahora, vivir, para nosotros y para nuestros hijos, será mañana, es hoy ya, adaptarse a un mundo perpetuamente resbaladizo.

La primera tarea del europeo de 1946 es aprender a conocer la disposición de este universo, siempre desde el punto de vista del hombre. La segunda tarea es situarse en relación no solamente a las sociedades que vivieron antes nuestro en nuestra tierra, sino en relación a todas las que precedieron en todas las tierras. El mundo de ayer término y terminó para siempre. hemos perdido todos o casi todos nuestros bienes materiales. Pero nada hemos perdido si nos queda el espíritu.Expliquemos el mundo al mundo.

Hacer historia, la historia es capaz, la única capaz, de permitirnos vivir con reflejos distintos de los del miedo, en un mundo en situación de inestabilidad definitiva, con reflejos distintos de los del miedo, cuando todo el esfuerzo humano queda reducido a sostener y soportar.

De la historia que no liga a los hombres, que no obliga a nadie, pero sin la cual no se hace nada sólido. La historia comprende y hace comprender. La historia responde a las preguntas que el hombre de hoy se plantea necesariamente.

Yo les pido que trabajen con una buena hipótesis de trabajo en la cabeza, que no hacen nunca coleccionistas de hechos, que nos proporcionan una historia no automática, sino problemática. Así operarán sobre su tiempo y ayudarán a sus conciudadanos a comprender mejor lo que sucede en su época.

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