domingo, 23 de junio de 2019

Los griegos de la antigüedad: capítulo 4 de Moses Finley


La palabras polis se define como Estado autónomo con la capacidad de regirse a sí mismo; la traducción del término es ciudad-estado, que manifiesta la reducida extensión y número de habitantes limitados que poseían las poleis griegas. La extensión de Atenas equivalía a unos 2,300 km2, siendo la mayor cantidad de su población rural; era uno de los pocos Estados con una amplia urbanización. Otros Estados a penas tenían podían catalogarse de ciudades pero nunca carecieron de centros cívicos. Había una importancia en vivir en las ciudades que dañaba política y psicológicamente cuando los pobladores eran privados de esta distinción, mayormente por una guerra o conquista.

Las poleis no eran muy numerosas en pobladores, llegando a su máxima extensión en Atenas con 250,000 ó 275,00 pobladores. La extensión de las ciudades era pequeña, con excepciones exclusivas cuando se producía una invasión. Por otro lado, el concepto de polis no incluía un definido tipo de estructura de gobierno; por lo tanto, podía ser democrática, oligárquica o tiránica.

La polis debía hallar un equilibrio entre el tamaño de su población, ya que esta no debía ser muy extensa (como se evidencia en el discurso de Aristóteles, en el que cuestiona que exista un hombre que pueda gobernar un Estado con un número irracionalmente grande de pobladores), pero debía ser suficiente para que la mano de obra pudiera cubrir todas las actividades, porque idealmente la polis debía ser autárquica. En cuanto a la estructuración de la vida social, las polis se diferencias mucho unas de otras, incluso dentro de ellas había diversidad de opiniones. Los considerados ciudadanos eran reducidos, los cuales eran los únicos con la capacidad de discutir sobre la forma de gobernar. Incluso, a mediados de siglo V, se aceptó una ley que implicaba que solo se consideraban ciudadanos a los hijos legítimos de matrimonios, en que ambos esposo fueran ciudadanos.

Cuando la polis clásica entró en decadencia, se comenzó a vender el título de ciudadanía, es así como el permitir el acceso a la ciudadanía a cualquiera era signo de que algo no andaba bien en la polis. Todos estaban subordinados al poder del Estado, tanto ciudadanos como no ciudadanos; los ámbitos que no fueron dominados por la polis, fue por su propia elección. Los cargos civiles y militares más importantes eran exclusivos para los hombres que provenían de una buena familia o que poseían grandes riquezas. Había una extensa desigualdad entre los ricos y los pobres, que estaban en número creciente. Por otro lado, el ciudadano tenía claro sus derechos y si no le agradaba el modo en que se estaba llevando el gobierno, no dudaba en alzarse en contra. En consecuencia, la stasis (palabras griega que significa sedición), fue muy recurrente en la Grecia Clásica; a veces, se generaban revueltas o guerras civiles. El autor hace referencia a que Aristóteles plantea en que se incurre en la stasis por una pretensión de igualdad.

El hecho de que Atenas y Pireo se fueran convirtiendo en más numerosos a diferencia de otros Estados, fue una condición básica para poder alcanzar la gloria y el poderío de la polis. Los ciudadanos con grandes riquezas ocupaban la cuidad, vivían la renta de sus propiedades y de la venta de esclavos. Los no ciudadanos se encargaban del comercio, la producción y el préstamo de dinero. Había hombres, de ambos grupos, muy adinerados. Los campesinos libres se dedicaban de las labores del campo y los artesanos de la elaboración de productos manuales. Existían muchas familias misérrimas tanto en el campo como en la ciudad; sin embargo, todos encontraban un ámbito para participar de la vida pública de Atenas, ya sea en los actos de gobierno o las celebraciones.

Todos los ciudadanos y metecos (persona libre que carece de derechos) entregaban servicio militar obligatorio. Por lo tanto, el ejército ateniense estaba basado en el reclutamiento, no conformado por profesionales. El mando de las naves estaba a cargo de los ciudadanos magnates, que debían solventar gran parte de los gastos; mientras, que la tripulación eran profesionales contratados. Los pobres siempre tuvieron la opción de unirse a la flota como un medio de sobrevivencia. Lo reafirma también “el Viejo Oligarca” cuando plantea que es el demos (el pueblo; en la democracia, los ciudadanos que participan en la Asamblea), quien maneja las naves y le suministra su fuerza a la polis.

A las reuniones de la Asamblea podía asistir cualquier ciudadano varón a partir de los 18 años; todos podían debatir los asuntos tratados y votar en las decisiones. De los trabajos previos a las reuniones se encargaba la boulé, consejo de integrado por 500 ciudadanos elegidos a suerte por un año. También, había otros cargos de variada importancia elegidos por sorteo: diez generales, miembros para diferentes comisiones, a quienes se les encomendaba las negociaciones diplomáticas. No había jerarquización o dependencia entre los cargos ni tener que rendir cuentas a ningún otro funcionario. Para la elección de los miembros de los tribunales de justicia, se sorteaba entre 6,000 ciudadanos voluntarios. A mediados del siglo V, este sistema, consecuencia de una perenne transformación, ya estaba completo. Por lo tanto, la explicación a la democracia ateniense era la continua participación ciudadana, la igualdad de oportunidades y la elección por suerte de los funcionarios.

Si bien las ocupaciones parecían suficientemente repartidas, la distribución no era tan equivalente, porque muy pocos de los que pertenecían a los sectores más adinerados provenían de las clases inferiores. Para la polis de Atenas, el hecho de ser ciudadano suponía tener capacidades y afinidad en participar en el gobierno. Si bien el pago por el desempeño del cargo compensaba el tiempo dedicado al Estado, no era suficiente para convertirlo en un medio de vida. Además, se necesitaba políticos estables, que dedicaran todo su tiempo a orientar a los funcionarios temporales, siendo usuales que ocuparan estos cargos los ciudadanos acaudalados y los rentitas.

El empleo de la oratoria era necesario para dirigirse en la Asamblea, las sesiones se convocaban en una loma llamada Pnix, cercana a la Acrópolis. El presidente era elegido el mismo día por sorteo. Como la mayoría de ciudadanos no podía encontrar la solución a los complejos problemas de relaciones exteriores y financieros, respaldaban a ciertos políticos que tenían conocimiento pleno de estos temas, a los cuales daban su confianza.

Atenas tuvo pensadores de elevadas cualidades, que obtenían recompensas más que nada honoríficas y por riesgos muy numerosos. Hubo dirigentes que tuvieron que sobrellevar el ostracismo, otros el exilio, la muerte legal o por asesinato. Era una vida con demasiadas tensiones, la que tenían que vivir estos personajes que debían mantener su estabilidad y evitar los comportamiento insensatos frente al demos. Tanto en 411 y en 404 se vivieron golpes de estado a mano de los oligarcas, pero su mando tuvo una duración corta. Fue en 322, cuando se concluyó la ciudad-estado de Atenas, debido a la invasión de los macedonios.

No cabe duda de que los atenienses lograron un sistema estable a mediados del siglo V, que estaba a salvo de la stasis. Todos los ciudadanos tuvieron la opción de participar en el gobierno, ya sea en la política o en cuestiones militares. Los factores que lograron mantener a Atenas como un estado unificado fueron un sistema político exitoso y la bonanza económica, que pudieron cubrir los gastos en cargos públicos y en las flotas. Además, estos factores influenciaron en el orgullo cívico y la identidad del ciudadano con la polis. A pesar, de la pérdida en la Guerra del Peloponeso y la disolución del Imperio, Atenas pudo encontrar en el siglo IV, una manera de mantener su organización política y ciudadana. Las mentes que cosechó la polis en escritores, filósofos, artistas y científicos, son incomparables con cualquier civilización de la época. Es, así, como se convierte en la “escuela de toda la Hélade”.

En el periodo arcaico, Esparta contribuyó en la navegación y la instauración de ciertas instituciones de la ciudad-estado. Aparte de en la música y la poesía. En el año 600, esta disposición se vio obstaculizada y comenzaron a dejar de lado las actividades culturales, caracterizándose los espartanos por su “hablar lacónico”. El número de espartanos era muy escaso, lo cual Aristóteles lo identificó como una falla en su sistema. Habían conquistado Laconia y Mesenia, lo cual les permitía acceso a tierras fértiles y al mar, además de abundancia de hierro. Los pobladores de los pueblo sometidos no eran libres, los ilotas no tenían derechos y debían trabajar de siervos en las tierras, mientras que los periecos mantenían su libertad y su organización comunitaria, a cambio de que Esparta pudiera intervenir en sus relaciones exteriores. Más no se han encontrado evidencias de que estas ciudades se rebelaran contra el dominio espartano, posiblemente, porque esta subordinación traía beneficios económicos, protección y paz.

Los periecos se encargaban del comercio y la producción industrial, mientras que los ilotas eran considerados esclavos y eran propensos a hacer revueltas al haberles mantenido en su propio territorio después de la invasión espartana. Sin embargo, el poderío en las armas que mantenía Esparta, evitó que las rebeliones de los ilotas fueran constantes. Después de ganar la segunda guerra de Mesenia (rebelión ilota), se estableció el sistema espartano de forma contundente, basado en la conversión de los ciudadanos en profesionales en el arte de la guerra y educados desde la infancia con el objetivo de alcanzar la destreza militar y servir con obediencia incondicional. Sus necesidades corrían a cuenta de los periecos y los ilotas y el Estado asumía el compromiso de su educación y de dar leyes que evitaran desigualdades económicas. Por otro lado, Esparta era una polis exclusivista y xenofóbica, que orientaba al sistema a evitar influencia exterior.

Si bien a la Asamblea podían asistir todos los ciudadanos, se diferencia con la de Atenas, debido a que el papel de los miembros es pasivo, pueden aprobar o denegar las propuestas, pero no pueden plantearlas. Se elegían cinco éforos cada año, a quienes se les confiaba la supervisión de los asuntos del Estado y otras funciones judiciales.

La supremacía como potencia de Esparta se fundamenta en su disciplina militar, que les permitiría casi llevar a la realidad su interés primordial, mantener la paz dentro de su propia polis y en la región, con la Liga del Peloponeso. Su fuerza fue elevada mediante esta Liga y las tropas alistadas de periecos. Así, en el siglo VI, se convirtió en la potencia militar de toda Grecia, solo siendo superada su flota naval años más tarde por Atenas. Aunque en muchos momentos hubo una necesidad extrema de mayor cantidad de soldados, su xenofobia evitó que la ciudadanía se extendiera.

La Guerra del Peloponeso genero presión para los dirigentes y las tropas, que no estaban preparadas para soportar una empresa tras otra. Había usuales disputas entre los reyes, los generales o los éforos, ya que la mayoría fuera de la polis se dejaban sobornar o eran poco accesibles. En lo que concierne a las propiedades, el sistema era ineficiente y muchos espartanos terminaron perdiendo sus porciones de tierra correspondiente. Algunos comenzaron a atesorar riquezas de forma ilegal a comienzos del siglo V, según muestra Herodoto.

El decenio siguiente a la Guerra del Peloponeso, denotó la stasis, aunque duró corto tiempo. En 371, con la derrota frente a Tebas, se hizo evidente la decadencia del la polis. Esparta fue reducido a un Estado menor, uno entre los cientos que ya existían. En el siglo III, se produjo una violenta guerra civil, con la que concluiría el periodo de gloria y magnificencia militar de la polis. No obstante, Esparta fue el modelo para hombres de la época como en las posteriores, que apreciaban una sociedad cerrada, libre de influencias externas y con una rígida disciplina.

Mientras los griegos que poblaron el continente se encontraban a salvo de agresiones extranjeros debido a su situación geográfica; los que se situaron por el Oriente o por Occidente tuvieron conflictos con pueblos como los escitas o los tracios. La zona del Asia Menor tuvo que soportar la poderío de los lidios y, luego, de los persas. Sicilia fue asaltado varias veces por Cartago.

Si bien bajo el dominio persa se pudo mantener autonomía económica y cultural, se tenía que contribuir con un tributo anual. En 500 o 499, estalló una revuelta debido a que Persia respaldo a un grupo de tiranos; los jonios pidieron auxilio a las demás poleis griegas, recibiendo ayuda de Atenas y Eretria. A Persia le tomó casi diez años reconquistar el territorio; posteriormente, envió invasiones masivas a Grecia en 490 y 480.

Se les llamo “medizantes” a las comunidades que  se entregaron a Persia y que no prestaron ayuda al levantamiento jónico. La Liga del Peloponeso, conducida por Esparta, era el ejército más poderoso de Grecia, pero debido a problemas interiores, aplazaron la defensa; por lo tanto, fue Atenas la encargada de luchar en los combates más definitivos, Maratón en 490 y Salamina en 480. A partir de ese momento, se reconocer el dominio marítimo de Atenas. Dejando todo a manos de Atenas, se constituyó la Liga de Delos, concebida por Arístides, para evitar nuevas invasiones extranjeras. Con el tiempo, la Liga terminó por convertirse en prácticamente un imperio, del que Atenas no permitía salir a ningún miembro. Atenas controlaba toda la flota y los Estados miembros debían aportar con dinero, ya no con barcos.

Atenas, junto con su gobernante Pericles, se convirtió en la figura más importante de toda Grecia. Pericles a favor de una política expansionista, estableció contactos y alianzas con Tracia, Sicilia y hasta Persia. Las relaciones entre Atenas y Esparta se volvieron cada día más complicadas; es así como en 450 estallan algunos combates, seguida por una ficticia paz que se extenderá por veinte años. Hubo dos conflictos detonantes en Corcira y Peloponeso, que desató la Guerra del Peloponeso (431-404), concluyendo con la derrota de Atenas y la disolución del Imperio. En cuanto a las causas de la guerra, Tucidides se dedicó a estudiarlas más a fondo, concluyendo en que la guerra era parte de la vida en esa época. Platón agrega que la guerra era una usual herramienta de política. En general, las necesidades del Estado eran excusa suficiente para empezar una guerra, negociaciones políticas o entregarse a alguna potencia mayor.

La Guerra del Peloponeso comenzó debido a que los espartanos instituyeron una colonia en Heraclea de Tracia. Los tesalios, dominadores de esta región y aliados de Atenas, invadían constantemente la colonia, por temor a que sus nuevos vecinos resultaran muy poderosos. A finales del siglo VI, Esparta obtuvo alianzas con casi todos los estados libres del área del Peloponeso, así disminuyeron las guerras entre estos Estados. Es así como, muchos periodos de paz eran fomentaos por el dominio de algunas ciudades-estado primordiales. Además, las alianzas con sus fuerzas auxiliares eran muy preciadas. El arma más importante eran los hoplitas, soldados de infantería; por lo tanto, era esencial para ganar una guerra un gran número de hombres bien entrenados y equipados.

La Liga del Peloponeso era una alianza en la que cada Estado mantenía su autonomía y su libertad para actuar. Por otro lado, el Imperios Ateniense estaba constituido por 150 Estados, en la cual la condición de miembro era obligatoria y no había posibilidad de descartar, los miembros pagaban un tributo anual en dinero que era dirigido por Atenas. Esta última participó en los asuntos internos de los Estados miembros, alentando los mecanismos democráticos. A pesar de todo, Atenas tenía el favor de la mayoría de los miembros y sus pobladores.

La Guerra del Peloponeso fue de una magnitud antes no conocida, por su extensa cantidad de participantes, las grandes de recursos y dinero gastado, por la influencia de la moral y las costumbres en las batallas, por la relevancia del dominio marítimo y el dilatado terreno donde se desarrolló, desde Asia Menor hasta Sicilia. Sin embargo, tanto Esparta como Atenas permanecieron indemnes.  La táctica de Pericles se basaba en la solidez del Imperio, que no estaba errada ante el apoyo que se le brincó a Atenas incluso hasta el último decenio. La explicación que sostiene Tucídides para la derrota ateniense es la incapacidad de los dirigentes después de la muerte de Pericles, a dos años de haber iniciado la guerra.

Con el término de la guerra en 404, se disolvió el Imperio. Esto no afectó solo a Atenas sino a todo Grecia, porque se concluyó la única posibilidad de obtener una unidad política. Esparta se había lanzado a la guerra con la excusa de liberar a los Estados del dominio ateniense, para que obtuvieran su libertad y soberanía sobre su propio territorio; sin embargo, luego, ofreció algunas de estas ciudades menores a Persia como pago por el oro que aseguró su triunfo. Posteriormente, estableció su propio Imperio sobre los escombros del ateniense; no duró más de un decenio. En este deplorable estado, fueron conquistados por Macedonia a manos de Filipo II.

Con la batalla de Queronea en 338, Grecia pasó a estar bajo el mando de Macedonia. Se reunió un congreso en Corinto para todos los Estados griegos, donde se organizó la Liga de los Helenos que tenía como objetivos la invasión de Persia, y utilizar la fuerza de los estados-miembros para asegurar la vigencia de las leyes y evitar la stasis. La figura de Filipo II y sus propuestas se establecieron como el único camino para la salvación de Grecia, de las batallas que se libraban entre ellos mismos para beneficiarse con el erario público o por la obtención de más territorios.  El triunfo de Filipo es una evidencia más de los conflictos políticos internos de Grecia.

El contexto de Grecia en el siglo IV no era nada alentador, había pocas zonas extranjeras donde poder migrar para solucionar su crisis agraria y estados griegos más fuertes se arrojaron a incesantes batallas entre sí. La solución solo podía ser que un Estado helénico dominara a los demás o alguien que viera de afuera, una potencia extranjera.

El número de elevado de mercenarios de esta época en comparación con las reducidas poblaciones comprobaba que los griegos no se lamentaban de evadir su sentimiento de nación, cuando se conseguir empleo se trataba. Además, había un gran número de exiliados políticos. En conjunto con las frecuentes stasis, indicaba la deficiencia de la comunidad y la polis. Debido a la arruinada economía rural, los pobladores se veían forzados a migrar hacia otras tierras. Además, las tierras comenzaban a ser pobladas por extranjeros, que podían ser forasteros de condición libre o esclavos emancipados, que hacían perder el escaso sentido comunitario que quedaba.

En el siglo IV, hubo instantes heroicos a pesar de la decadencia. Después de Alejandro, la polis llegó a ser un imitación de lo que alguna vez fue, pese a que no se podía esconder la declinación en la que se encontraba. Atenas, fue la excepción a la regla una vez más; durante el siglo IV, se caracterizó por cultivar unos dirigentes expertos en las finanzas públicas, debido a que se tenían que valer solo de la diplomacia para mantener sus suministro de grano, en la zonas que rodeaban el mar negro. La polis ateniense llegó a su fin en 322, cuando se lanzó a la lucha por su autonomía, que casi llega a ser un éxito; sin embargo, fracasaron y el Estado se vino abajo por estas razones.

En el siglo IV, hubo una división en la actividad pública, la civil y la militar, originado este cambio debido a descomedidas finanzas que habían aumentado de volumen, afectando a la polis en la pérdida del sentid comunitario. Los acaudalados seguían participando en solventar los costos de las flotas pero trataban de evitarlos pagar constantemente, no tanto por falta de patriotismo, sino debido al descontento con el sistema de distribución. Esto tuvo como resultado el mayor resquebrajamiento de la polis. Atenas casi llevo al sistema de la polis a la perfección, su fin solo se debe a que Macedonia y sus dirigentes poseían demasiado poder. La polis fue una concepción ideal magnífica, pero que necesitaba demasiados factores combinados para poder establecerla y mantenerla, solo fue posible aproximarse a ella o constituirla por un corto tiempo.


La Edad Oscura y los poemas homéricos de Moses Finley


La Edad Oscura fue una época de analfabetismo y, aunque se retrocedió en muchos aspectos, no dejó de haber vida cultural (ejemplo: los poemas homéricos). Los griegos consideraban que la Ilíada y la Odisea eran obra de un solo poeta: Homero. Los eruditos modernos sostienen encontradas opiniones respecto a si los dos poemas fueron o no compuestos por el mismo poeta y discuten la fecha de composición. Sí están de acuerdo en que tras la Ilíada y la Odisea yacen siglos de poesía oral, compuesta, recitada y transmitida por rapsodas profesionales sin la ayuda de una sola palabra escrita.

El aedo o rapsoda primitivo poseía una técnica dentro de los límites impuestos por la composición oral. Tanto los temas como la manera de componer eran cosa prefijada. Los temas se referían a un heroico pasado y tanto los cantores como los oyentes creían que lo que escuchaban era real y narrado, no inventado o creado.

Gracias al retorno de la escritura a Grecia con el alfabeto fónico, fue posible dar expresión permanente y recoger en largos rollos a la poesía. Sin embargo, la gran mayoría de las producciones de la Edad Oscura se perdieron con el grueso de la literatura griega general.

Tan largas como son la Ilíada y la Odisea, llenan nada más que una fracción del campo de su temática: la primera se concentran en unos cuantos días de los 10 años que duró el sitio de Troya y termina con la muerte de Héctor; la segunda se ocupa de los 10 años que le llevó a Odiseo regresar a Ítaca.

 Los arqueólogos han hecho patente que Troya fue destruida a mediados del siglo XIII, como algunos historiadores griegos habían conjeturado, y que muchos lugares relacionados con los héroes homéricos fueron realmente centros de importancia de la civilización micénica.  En los poemas se conservó algo del genuino núcleo de la historia, pero lo que quedó no es mucho y suele estar alterado: los relatos iban siendo transformados a medida que pasaban de cantor a cantor. Los poetas trataban de hacer simultáneamente dos cosas contradictorias: por una parte pretendían retener una imagen de un pasado muerto y, por otra, deseaban ser entendidos y creídos. Por ende, describían palacios que para su época ya no existían y prácticas de combate que ya no se realizaban y a las que, inconscientemente, les agregaban prácticas contemporáneas (como la utilización del hierro).

Lo único que no se habría tolerado en la poesía heroica griega sería que se hubiesen introducido en la narración sucesos conocidos como posteriores a la edad "heroica". Su ausencia de los poemas constituye la prueba de que los poetas estaban relatando con fidelidad las historias antiguas.

La sociedad que se desenvuelve en la Ilíada y la Odisea es una sociedad de reyes y de nobles, que poseían mucha tierra y muchos rebaños y llevaban una vida de esplendor y de lucha. La mansión del rey era el centro de la actividad y del poder. El rey era juez, legislador y caudillo gracias; no estaba sujeto a ninguna censura formal y sólo dependía de la sanción de su valentía, su riqueza y sus relaciones.

La monarquía no contaba con un estado o una comunidad que lo apoyara por ley o tradición. Había ceremonias, rituales y convencionalismos a los que los hombres ajustaban sus vidas.

La población aparece en ambos poemas como una confusa masa cuya condición exacta no se explícita lo más mínimo. A algunos se les da el nombre de esclavos pero no se ve que se hallen en peor situación que los demás. El resto trabaja en el campo y en los palacios, participan en las operaciones bélicas e incluso en la gran expedición contra Troya, pero no parece que lleguen a ser guerreros efectivos: las batallas se reducen a combates singulares entre los nobles de uno y otro bando. Aunque asisten a las asambleas, las gentes del pueblo no tienen voz ni voto.

 Los que vivieron después de la Edad Oscura no conservaron memoria alguna de una civilización micénica distinta de la suya propia y separada de ellos por la Edad Oscura. Lo único que de su pasado les interesó fue el aspecto mítico, los eventos sobrenaturales que explicaban o daban razón de una práctica corriente en el culto, las ceremonias o en las instituciones civiles.

Con posterioridad surgió un sentimiento de historia pero ya era tarde: el pasado se había desvanecido dejando tras de sí unos pocos poemas fijados por la escritura y los relatos transmitidos oralmente.

La arqueología moderna ha ayudado enormemente a reconstruir la Edad Oscura, pero esta, la lingüística comparada, la mitología comparada y los documentos se agotan rápidamente. Nada puede suplir la inexistencia de la escritura en esa época y por eso se sigue recurriendo a los poemas homéricos. Se ha llegado a la conclusión de que ni la Ilíada ni la Odisea son meras ficciones poéticas: la sociedad en ellas retratada y las maneras de pensar allí reflejadas son históricas.

¿A qué tiempos pertenecen los poemas? La opinión moderna se decide por situar la fecha en que se terminó de componerlos entre finales del siglo IX y comienzos del VII. Por ende, el mundo de los poemas no es el mundo en que vivió Homero. Los aqueos de Homero son todos iguales entre sí e iguales a los troyanos, pero en realidad la diferentes polis no eran iguales en el siglo IX, diferían bastante. Además, los poemas describen incipientes comunidades distintas de las comunidades organizadas, superpobladas y técnicamente avanzadas del siglo VII.

La deliberada arcaización de los rapsodas logró que, aunque habían perdido virtualmente toda memoria de la sociedad micénica, se remontaran lo bastante en el tiempo como para describir con alguna exactitud la época inicial de la Edad Oscura, mezclándola con rasgos contemporáneos.

Pocas obras han tenido nunca tanta autoridad sobre un pueblo y durante tantos siglos.

Homero y Hesíodo fueron quienes, según Heródoto, fijaron primero a los griegos la genealogía de los dioses, les dieron sus títulos, dividieron sus funciones y definieron sus imágenes.

Una introducción a la Teoría Literaria de Terry Eagleton


Capítulo I: Ascenso de las letras inglesas.

A lo largo de este capítulo, Eagleton recorre la historia de la literatura del siglo XVIII y XIX en Inglaterra. En la Inglaterra del siglo XVIII, el concepto de literatura abarcaba “el conjunto de escritos apreciados en la sociedad” y por ende primaba el carácter ideológico de la literatura. Además, cabe recalcar que durante este siglo, la literatura fue empleada como una herramienta para insertar ciertos valores que se querían fomentar en la sociedad. Debido a la necesidad social de unir a las clases medias, de difundir las buenas maneras, creció la importancia de la literatura.

Así, la “literatura” aparece como la manera en que los valores creativos olvidados en la so­ciedad inglesa por el capitalismo industrial pueden celebrarse y reafirmar­se.

Durante el período romántico, la concepción de literatura se reduce a las obras de carácter “creador” o “imaginativo”, resaltando la importancia del elemento ficticio. Nuevamente, la literatura asume un componente ideológico a través del cual se busca transformar a la sociedad en nombre de ciertos valores apreciados en la época. Posteriormente, resurge el concepto de la filosofía del arte a través de autores como Kant, Heger y Schiller. Cabe recalcar que en ese momento, lo esencial de la literatura “radicaba en su gloriosa inutilidad, en la que ella misma era su propia finalidad” y por ende se alejó del matiz ideológico previo para convertirse en un arte solitario.

Tradicionalmente se diferenciaba a la “poesía” de la novela. Lo prosaico era visto como insulso, vulgar, carente de inspi­ración. Se creía que la poesía o la imaginación gozaban de privilegios de los cuales la prosa carecía.

El arte quedó libre del ejercicio material, de los nexos sociales y de los significados ideo­lógicos en que siempre había estado prendido, y fue elevado al rango de fe­tiche solitario.
Para el autor, hablar de “literatura” e “ideología” como dos fenómenos separados que pue­den correlacionarse resulta innecesario y hasta erróneo puesto que la literatura es una ideología.

El hecho gracias al cual se dio el desarrollo de la literatura es el fracaso de la religión.

Puesto que la religión ya no conquistaba el corazón y la mente de las masas, ya no ejercía un control ideológico y corría el peligro de evaporarse. En este escenario hacía falta una forma más sutil de comunicación de los valores humanos que obrara a través de representaciones dramáticas y no de abstracciones irritantes. Así, la literatura presenció el escenario perfecto para su desarrollo puesto que la necesidad social más urgente era educar a la clase media y enlazarla con lo mejor de la cultura inglesa. Este papel fue cumplido por la literatura a la perfección; logrando incluso controlar e incorporar a la clase trabajadora.

“La literatura entrenaría a las masas para que adquiriesen el hábito del pensamiento y de los sentimientos pluralistas, y las convencería de que existe otro punto de vista además del suyo, es decir, el de sus amos. Las haría participantes de las riquezas morales de la civiliza­ción burguesa, les infundiría inmenso respeto por los logros de la clase media y, como la lectura es una actividad esencialmente solitaria y contem­plativa, frenaría en ellas cualquier tendencia disolvente con miras a la ac­ción política colectiva. Las haría sentirse orgullosas de la lengua y de la literatura de su nación.” 

Otra razón que explica el rápido desarrollo de la literatura inglesa es que está escrita en el idioma que hablan las masas y por ello queda cómodamente a su alcance. Además, al igual que la religión, la literatura opera fundamentalmente a través de las emociones y de la experiencia, por consiguiente, estaría admirablemente capa­citada para realizar la misión ideológica que abandonó la religión.

El ascenso de las letras inglesas como asignatura tanto en institutos como en universidades responde a la enseñanza de la “ideología moral de los tiempos modernos.” Por mucho tiempo, esta asignatura era dictada en gran medida a una audiencia femenina.

Durante la Primera Guerra Mundial, la literatura inglesa jugó un rol esencial en cuanto transmitía valores de identidad nacional y soluciones espirituales a las masas gravemente trastornadas por las consecuencias del conflicto bélico. Es interesante acotar que durante la guerra, el estudio de las letras inglesas quedó a cargo de burgueses tales como Leaves, Roth y Richardas, quienes se encargaron de crear el proyecto “Scrutiny.”

El objetivo de “Scrutiny” consistía en convertir al estudio de las letras inglesas en la “esencia de la formación social”. Este cambio de paradigma permite colocar al estudio de la literatura como el estudio de lo mejor de la civilización humana, que debía encaminarse necesariamente a la sociedad orgánica del siglo XVII y alejarse de los valores promovidos por el capitalismo. Con esto en mente, “Scrutiny” se encargó de seleccionar a ciertos autores que promovían estos ideales y de excluir de la lista de estudio a aquellos que no contribuían. Además, “Scrutiny” sostenía el dogma de que la literatura mejoraba (concepción moral) a las personas y las separaba de las masas. No obstante, este ideal se fue destruyendo poco a poco al descubrir que sujetos altamente instruidos eran capaces de cometer delitos soeces.

Con la aparición de T.S. Eliot, se puso en práctica “una labor de salvamento y de demolición de las tradiciones literarias” que se opuso radicalmente a la ideología del liberalismo de la clase media. Eliot sostuvo el regreso a la tradición en la cual primaba la idea de la vinculación íntima entre la lengua y la experiencia. Es así que, para que un texto sea considerado Literatura, debe encauzarse dentro de la tradición. La misión de Eliot consistía principalmente en dotar nuevamente a la literatura del contacto con el mundo físico y evitar caer en la sensiblería. Por su lado, “Scrutiny” no tomó este camino, sino que abogó por el concepto absoluto de “Vida”. Este proyecto pretendía defender el humanismo liberal; no obstante, se rehusaba a la educación popular de las masas.

Después de la guerra, el estudio de las letras inglesas se convirtió en una disciplina seria. Ya no se las consideraba meramente como materia que valía la pena estudiar, sino que constituía el estudio supremamente ci­vilizador, la esencia espiritual de la formación social. Así, el que leía literatura llegó a ser considerado “mejor” por la sociedad.

Una vez du­rante el siglo XVII, el lenguaje se fue disociando de la experiencia. Esto significó el divorcio entre poesía y literatura. De acuerdo a Eliot, el lenguaje en la sociedad se había convertido en rancio e inútil, inadecuado para la poesía. La poesía se había estancado en el romanticismo, convertido en sensiblería, en cuestión propia de mujeres, borbollante y dulzarrona.

El nombre de Leavis surge al momento de plantear los conceptos de “crítica práctica” y de “lectura analítico-interpretativa”. El primero planteaba desmenuzar los textos con el fin de comprender su verdadero alcance, mientras que el segundo pretendía un análisis detallado de las palabras y del contenido del texto que analicen más allá del contexto histórico y del autor que concibió dicho texto. A partir de estos conceptos, comienza la “cosificación” de la literatura, cuya importancia recae en el hecho de analizar el texto como un “objeto en sí mismo.” Bajo estos parámetros se funda la Nueva Escuela Crítica Norteamericana.

La Nueva Crítica Norteamericana vuelve a promover a la literatura como medio de estudio de aquello que no se puede localizar en la realidad. Así, la poesía es un refugio contra el capitalismo y promueve los valores supremos de la sociedad. Cabe recalcar que esta escuela rompe definitivamente con el enaltecimiento al autor y sostiene la importancia del texto en sí mismo, sin importar el autor que se encuentra detrás. “Insistió en que lo que el autor intentó al escri­bir, aun cuando pudiera recobrarse, carecía de importancia para la interpre­tación de su texto. Por otra parte, no había que confundir la respuesta emocional del lector con el significado del poema. El poema significaba lo que significaba, independientemente de las intenciones del poeta y de los sentimientos subjetivos que suscite en el lector. El significado ha de cali­ficarse de manifiesto y objetivo.”

Mientras que la ciencia moderna, sostiene Richards, es el modelo del verdadero cono­cimiento, no proporciona res­puesta satisfactoria ni a los “¿qué es?” ni a los “¿por qué?” que formulan las masas, y se contenta con responder a los “¿cómo?”.

La poesía en cambio consiste en proporcionar pseu­do respuestas; es un lenguaje más bien "emotivo" que "referencial", es una especie de "pseudo declaración" que da la impresión de describir el mundo pero que en realidad organiza satisfactoriamente nuestros sentimien­tos.

Finalmente, la Nueva Crítica encerraba la ideología de una intelligentsia desarraigada, a la defensiva, que reinventó en la literatura lo que no podía localizar en la realidad. La Nueva Crítica se desarrolló durante los años en que la crítica literaria en Norteamérica se esforzaba por ser aceptada como disciplina académica respetable. Por el contrario, la Nueva Crítica fue bien recibida en el ámbito académico. En primer lugar, por que sumi­nistraba un método pedagógico útil para enfrentarse a la creciente pobla­ción estudiantil. Además, por que resultó muy atrac­tivo para intelectuales escépticos y liberales, desorientados por los dogmas antitéticos de la Guerra Fría. Esta Escuela, además, permitía el estudio de textos ideológicamente opuestos.

Leer poesía al estilo de la Nueva Crítica sig­nificaba no comprometerse con nada ni con nadie.

Resumen cuadernillo Lírica de Daniel Capano


Los griegos denominaban poiesis a toda producción o creación artística configurada por la imaginación a través del lenguaje, por ejemplo, la invención de fábulas y mitos.

Desde el punto de vista estético, poesía es un estilo particular que se traduce en el ritmo, en los versos, las estrofas, en las rimas, en un modo de escritura artística que no es solo original e irrepetible (porque proveniente de un genio creador) sino también el resultado de una elección expresiva precisa que está condicionada por la lengua y por el uso de determinados módulos estilísticos como el verso o las estrofas.

Jakobson ubica la función poética del lenguaje en el mensaje. Señala que la poesía nace del ritmo, de la selección y combinación de palabras, de la relación entre el elemento semántico y el fonético del signo lingüístico.

El mensaje poético tiene un componente sémico y otro estético. El semántico es una sucesión de signos que transmiten información. Esto a lo que apunta es que el lenguaje poético, entonces, no se diferencia de la lengua común, ordinaria, cotidiana. Sin embargo, la función del signo lingüístico es distinta en la lengua cotidiana y la lengua poética. 

-En la lengua hablada, la atención se centra en la realidad, en el referente concreto.

-En la lengua poética, predomina lo emotivo, sobre todo en la poesía lírica:  en esta el elemento referencial está atenuado, el lector se distancia del objeto, lo percibe de manera distinta de lo habitual, siente el efecto de un extrañamiento.

Una palabra ubicada en un poema pierde su sentido diario y adquiere otro distinto. Es decir, que en el poema hay dos operaciones en el lenguaje :

1) Despragmatización: se lo desprovee del uso utilitario común.

2) Resemantización: se le otorga una carga semántica particular, se le da un nuevo significado.

El poema produce un efecto estético sobre el receptor que se manifiesta a través de un contacto sensorial-intuitivo- emocional.

Para Riffaterre, la poesía es un arte de comunicación. En esta, el poeta practica estrategias que se dirigen al receptor. El poema es un objeto estético que obliga al lector a descubrirlo como tal y a volver en forma constante hacia atrás para poder interpretarlo. A esto se lo llama retrorremisión. Durante la lectura, los elementos presentes en el poema se relacionan entre sí y se resignifican.

El receptor debe descifrar el mensaje encerrado en la poesía y desentrañar los múltiples sentidos que el texto produce.  Para esto cuenta con su cultura individual, con su enciclopedia. 

El lector suele sentir cierta sorpresa ante lo inhabitual de la poesía, ante el extrañamiento.
Barthes dice que lo importante en un poema no es su contenido sino su forma. De ello se desprende la noción de "poeticidad", aquellos rasgos que le son propios y que lo diferencian de los otros tipos de discurso.

El poema está formado por elementos fónicos, gramaticales, sintácticos, semánticos y grandes márgenes en blanco. La poesía moderna suele prescindir del verso, pero los espacios en blanco resultan elementos característicos de la poesía lírica.

Rivarola señala que en Occidente la poesía aparece vinculada desde sus orígenes a la música a través de todos modos diferentes: por imitación (con el fin de crear una armonía verbal) o por asociación (constituyendo una unidad verbo-instrumental).

La poesía también se asocia la plástica. Los movimientos vanguardistas ponen especial énfasis en el elemento visual- plástico del poema haciendo un uso particular del espacio en blanco, dibujando con las letras, etcétera.

Un elemento común a todos los textos poéticos es la distribución en versos de acuerdo con determinados códigos estéticos.

El poema transmite con economía de medios verbal la mayor cantidad de información. El mensaje poético, a través de recursos como la metáfora, la metonimia y otras figura del discurso, intensifica su densidad y complejidad semánticas. El hecho poético es imposible de ser aprehendido en forma acabada por vía intelectual.

LA POESÍA LÍRICA
La lírica es una forma poética en la cual el creador literario expresa sus sentimientos personales, expresa la experiencia del yo.

El significado moderno de la palabra lírica puede rastrearse al Romanticismo.  Para Hegel la lírica es la expresión propia de un período evolutivo en el cual el hombre se refleja sobre sí mismo y se encierra en su interior, en una totalidad autónoma de sentimientos y representaciones.

En el siglo XIX, el gran tema es la relación entre el yo lírico y el mundo. En el siglo XXI se identifica a la lírica con la poesía, en una unión perfecta de sentimiento y forma. El hombre contemporáneo tiende a la evasión de la realidad y su aislamiento se acompaña con la búsqueda de una alteridad, de una expresión de rechazo hacia el horror de las grandes ciudades y hacia la multitud indiferente y anónima. El poeta lírico opone un universo particular, onírico, inconsciente, fantástico y simbólico.

La lírica asume distintas formas según sean los sentimientos que desea expresar el poeta:
- el soneto o la canción se utilizarán cuando se trate de un sentir amoroso.
- la oda o el madrigal cuando se trata de una alabanza.
- la elegía si se trata de manifestar dolor.
- el epigrama o la sátira para hacer conocer la enemistad.

LA POESÍA AMOROSA
La poetisa Safo representa la expresión más antigua del amor romántico. El lírico griego Anacreonte cantó los placeres del vino y del amor. Catulo expresó en sus poemas su amor por Claudia. El Humanismo tuvo grandes figuras, como Dante y Petrarca. Pero el gran período de la poesía amatoria es el siglo XIX, con Becquer, Espronceda, Heine. Sus poemas suelen ser breves, íntimos, relacionados entre sí como si se tratase de un diario personal. Los temas que desarrollan son la emoción erótica, la lejanía, los celos, la indiferencia y hasta la traición del amado.

LA POESÍA MÍSTICA
El misticismo es el conocimiento que el alma tiene de la presencia divina con la cual se une. Se observa preferentemente en el ámbito de lo religioso. El motivo de toda poesía mística es el amor abrasador del alma por Dios.

La palabra mística proviene del griego y significa misterio, arcano, lo que se guarda en secreto.

Al estado místico se llega gradualmente, a través de un progreso espiritual que reconoce siempre un movimiento ascensional.

Para alcanzar la unión con Dios, el místico debe atravesar tres vías:

1) Vía Purgativa: la ascesis. El alma se purifica realizando penitencias y alejándose de lo mundano para alcanzar el estado de gracia.
2) Vía Iluminativa: el alma tiene la visión de Dios y Él la guía y conforta en su camino hacia la unión final.
3) Vía Unitiva: el alma se une a Dios y llega al éxtasis místico, al sumo goce.

Entre los místicos católicos es frecuente el uso de símbolos tomados del Cantar de los cantares bíblico, en el que se cantan las nupcias simbólicas de Dios con el pueblo judío que luego se cristianizó.

Otros de los símbolos frecuentes en la poesía mística son las fuentes, la noche y la caza. La fuente es símbolo de la emanación divina. Los ojos del amante buscan al amado en la fuente para obtener así su gracia. La noche es un sendero que conduce a la meta que se desea alcanzar: la unión con Dios. La caza representa la búsqueda de Dios por el alma.

LA POESÍA SATÍRICA
Sátira deriva del griego y significa mordaz, propenso a zaherir o motejar. Se llama sátira al discurso literario que tiene carácter polémico, paródico, crítico moralista, que representa la realidad cotidiana y los vicios y defectos humanos desde un punto de vista risueño o festivo.

Para Bajtín, la sátira surge en el clima alegre de la fiesta. Para otros autores, la sátira surge en el momento de la decadencia de los pueblos, en que se hacen necesarios actitudes crítico morales que ataquen lo corroído de la sociedad. Pero para otros, el elemento satírico estaría presente en las épocas clásicas, cuando las reglas caen en el ridículo, en lo inverosímil y en lo chabacano. Para transgredirlas, los escritores se burlan de ellas.

De la representación dramática evoluciona hacia la forma literaria y conserva una variedad lingüística que rompe con la convención de los diversos géneros, porque mezcla palabras áulicas con matices de ironía y expresiones de tipo popular.

La sátira utiliza elementos que van desde el humor más intelectualizado (la ironía) hasta expresiones groseras y soeces que ponen en ridículo a las acciones de aquellos a quienes se quiere burlar.

LA META POESÍA
Todo discurso que se refiere a la lengua misma es un metalenguaje. Jakobson señala que la lógica moderna distingue entre dos niveles de lenguaje:

-el lenguaje objeto: habla de los objetos, de todo lo pensable.

-el metalenguaje: habla del lenguaje mismo.

El metalenguaje es empleado cada vez que el emisor y el receptor juzgan necesario verificar si utilizan bien el código.

La crítica ha hablado de "metapoema" y "metapoesía" para denominar la poesía que tiene como referente su propio código, que explica qué es la poesía, que se vuelve sobre el mismo código, que ve al poema como un objeto estético.

Numerosos poetas se han preguntado por su modo expresivo y por el mismo contenido poético. La poesía contemporánea se interroga constantemente por la esencia del poema, utilizando un lenguaje autorreflexivo.

Resumen cuadernillo de narrativa de Daniel Capano


CARACTERÍSTICAS DEL GÉNERO NARRATIVO
La palabra "novela" designa una forma literaria que tiene con otros géneros características comunes (monólogo, diálogo, descripción y pausa lirica). En la actualidad, ha incorporado también técnicas de la cinematografía, la música y el diseño gráfico.

Narrativa es el arte de organizar los hechos de acuerdo con un ordenamiento lógico-temporal. Para Genette es la interpretación de un acontecimiento o de una serie de acontecimientos, reales o ficticios, por medio del lenguaje, y más precisamente del lenguaje escrito. Para la metodología estructuralista, son narrativas todas las obras en las que se representa un hecho, desde una fábula al mito, al poema épico, a la novela.

Bajtín advierte que lo que importa en la novela y que la distingue de otros discursos literarios es la polifonía, las diferentes voces que se escuchan y que hablan en distintos niveles de lengua. Estas lenguas pueden adoptar para manifestarse diversos modos: monólogo, diálogo, epístola, etcétera.  Bajtin habla de la polifonía como una característica propia de la novela.

La voz italiana "novella" designó, en su origen, un relato breve, una novela corta. El término luego designará, en español, a la narración extensa, mientras que en italiano, francés y alemán se mantiene con su sentido primero.

1.       SU EVOLUCIÓN
Las primeras narraciones tuvieron un carácter oral. Nacen ligadas a los mitos y a las leyendas, y tienen raíces muy antiguas, a menudo folclóricas y religiosas.

Cuando el relato se va separando de la historia, cuando la épica pierde terreno en favor del componente ficcional, la narración tiende a fijarse, a utilizar como soporte la escritura.

La novela tiene su origen en la riquísima narrativa oriental y en las novelas griegas: relataban cuitas de amor, aventuras y desventuras de los enamorados, encuentros y desencuentros, viajes, etcétera. La narración luego desarrollará formas más complejas: la trama, los personajes, el espacio, el tiempo, los modos de narrar.

La epopeya está constituida por los hechos (hazañas), los personajes (héroes) y un espacio en el cual se desarrollan los acontecimientos. Gira en torno de un único tema que es evocado empleando un tono elevado, hay un narrador que relata un acontecimiento y este narra desde un punto de vista fijo, no varía, crea una distancia entre el hecho narrado y su público. El tiempo verbal que se utiliza es el pasado porque los acontecimientos sucedieron en illo tempore, en un tiempo totalmente alejado del presente, cerrado en sí mismo.

Durante la Edad Media se desarrollan las canciones de gesta. Se producen importantes poemas como el Cantar de Mío Cid, el Cantar de Roldán y el Cantar de los nibelungos.

Kayser distingue entre epopeya de acontecimientos (La Ilíada) o epopeya de personajes (La Odisea), según la acción gire en torno de un hecho o de un personaje.

La vena satírica y la parodia van a dar en el Renacimiento testimonios narrativos como Gargantúa y Pantagruel y manifestaciones picarescas como El Lazarillo de Tormes.

En el siglo XVII aparece Don Quijote de la Misma, que ha sido considerada la primera novela moderna ya que a través de la fantasía, la locura y el sueño explora zonas inéditas de la realidad. En el siglo XVIII se analizará la sociedad, sus problemas y costumbres. En Inglaterra y Francia nace la novela burguesa. En este siglo la novela parece alcanzar su desarrollo con el afianzamiento de la sociedad burguesa. Ello se debe a circunstancias de tipo económico, al acrecentamiento de la producción industrial, lo cual crea una mayor proporción de tiempo ocioso que se dedica la lectura. Esta causa y el mayor grado de alfabetización contribuyeron al desarrollo de la novela.

Los siglos XIX y XX son los grandes siglos de la narrativa, en los que se abre un amplio espectro de posibilidades y se experimentan nuevas técnicas que la enriquecen.

El siglo XX asiste en materia narrativa a la gran revolución técnico-expresiva y temática en la forma de construir el relato. Se practicó el monólogo interior y el flujo de conciencia, la destrucción de la trama, experimentalismos lingüísticos y se exploró a través de la ficción la conciencia y el subconsciente.

2.       DIVERSOS TIPOS DE NOVELA
Kayser distingue tres tipos de novela:

-Novela de acontecimientos: todos los elementos dietéticos giran en torno de un acontecimiento.
-Novela de personajes: todo gira en torno al personaje. Dentro de la novela de personajes se encuentra la novela de formación o aprendizaje, en la cual el personaje se va formando en el aprendizaje de la vida.
-Novela de espacio: este tipo de novela pinta la sociedad de una época determinada a través de un personaje que intenta conquistar una posición social.

        3. EL CUENTO
Imbert define el cuento como la narración breve en prosa que, por mucho que se apoye en un suceder real, revela siempre la imaginación del narrador individual.

Un cuento se diferencia de una novela no exclusivamente por su extensión. Por dice que el cuento es aquel relato que puede ser leído de un tirón sin que se caiga el interés del lector. Se pone énfasis, entonces, en un orden lógico-temporal, porque la atención que un cuento despierta en el lector no supera aproximadamente las 2 horas de lectura.

Otras distinciones se orientan a que el cuento no admite temas secundarios y el ritmo narrativo se precipita sobre el final.

El cuento no admite lo superfluo, ajusta la materia narrativa hasta darle una unidad tonal intensa y el narrador no se demora en la pintura de la atmósfera, así como tampoco describe exhaustivamente a los personajes.

Propp agrupó ciertos aspectos comunes a los cuentos fantásticos. Trabajó con cien cuentos fantásticos populares y describió sus partes constitutivas,  relacionándolas entre sí. Para él, todos los cuentos fantásticos tienen una estructura del mismo tipo y, basándose en ello, distinguió 31 funciones, como "el héroe se casa y llega al trono" "el héroe entra en contacto con un elemento mágico", etc.

4.       CLASIFICACIÓN DE LOS CUENTOS
Todorov distingue entre cuento extraño, fantástico y maravilloso.

-Cuento extraño: es aquel en que se parte de una situación real que paulatinamente se va transformando en extraña hasta llegar al final en el que se da una explicación lógica de lo sucedido.
-Cuento fantástico: aquí también se parte de una situación real que se ve alterada por un elemento sobrenatural pero en este no se da una explicación del por qué de esa presencia fantástica.
-Cuento maravilloso: este tipo de relato parte de una especie de pacto entre autor y lector. Al leer, el lector no se sorprenderá de encontrar mundos maravillosos, hadas, brujas, dragones, etcétera., porque ya desde él mismo título se anuncian estas presencias fantásticas.

COMPONENTES DIEGÉTICOS
La diégesis o relato está constituida por un número de elementos: narrador, narratario, personajes, espacio, tiempo y otros más.

1. EL NARRADOR
Es quién cuenta y organiza el relato. Puede estar dentro del relato, formar parte de él, ser protagonista o simplemente observador. Es un elemento de ficción.

2. ¿QUIÉN NARRA?
Según la elección que realiza el novelista (primera, segunda, tercera persona gramatical), existirán diferentes puntos de vista desde los cuales se genera el relato.
-Relato en primera persona: el narrador se identifica con el personaje, toma parte en los acontecimientos que se cuentan (ya sea en forma protagónica o secundaria). El narrador conoce, sabe, las mismas cosas que el personaje, ve las mismas situaciones que él.
-Relato en segunda persona.
-Relato en tercera persona: el narrador relata los hechos pero no participa de ellos.

Tipos de narradores!
Genette distingue, en el nivel del relato (orden en que se cuentan las acciones) entre narrador intradiegético (que está incluido en el relato) y extradiegético (que está fuera de él).
En el nivel del discurso (el modo como la historia es contada, posición del narrador, tiempos verbales,etcétera.), observa que existen narradores homodiegeticos (el narrador está presente en la historia como personaje secundario o como protagonista) y narrador heterodiegético (el narrador está fuera de la historia que relata).

Las visiones!
El narrador puede colocarse dentro de la realidad psíquica misma y en un afuera de ella, que es una posición más objetiva.
-Cuando se coincide en la comprensión, estamos frente a la visión "con": el narrador sabe, conoce igual que el personaje.
-Si el narrador sabe o comprende más que el personaje, se da la visión "por detrás", porque sostiene el relato ubicándose como un observador detrás de su objeto en lugar de situarse en el interior del personaje.
-Si se nos presenta el afuera de los personajes de tal manera que poco a poco nos muestra su carácter, estamos frente a la visión "desde afuera".

La focalización!
Genette dice que en toda narración existe focalización, siempre hay alguien que ve, que focaliza un hecho, aunque el lector no lo advierta. A este tipo de focalización la llama focalización cero o relato no focalizado. También distingue entre focalización interna y externa.
-La focalización interna es aquella que se observa cuando el relato se organiza desde la visión de un personaje. Dentro de la visión focalización interna, Genette diferencia entre focalización fija, variable y múltiple.
*focalización interna fija es cuando la perspectiva del narrador no varía en todo el relato. 
*cuando la focalización cambia el punto de vista de un personaje a otro, se estará en presencia de la focalización interna variable. 
*en la focalización interna múltiple un mismo hecho es narrado por varios personajes.
- En la focalización externa, el personaje se desvincula totalmente del narrador, sus pensamientos permanecen ocultos y el narrador no cuenta más que aquello que es perceptible por un hipotético observador.

El narratario!
Se diferencia entre lector y narratario. El lector empírico es el que realiza el acto de lectura, es el ser real. El narrador se dirige normalmente a un destinatario imaginario y ese es el narratario.

El personaje y sus tipologías!
Forster distingue entre flat character y round character.

-Flat character: personajes chatos, que son lineales, que giran en torno de una idea única concebida por el autor, no evolucionan a lo largo del relato.
-Round character: personajes redondos, que evolucionan en la narración.

Todorov divide los personajes en estáticos y dinámicos, además de diferenciar entre principales y secundarios.

Greimas expone que se debe hablar de actantes, así llamados por su actuación en el relato. De esta manera, quien ejecuta la acción será el sujeto de la narración, el móvil que persigue esa acción será el objeto y así sucesivamente. El crítico distingue distintos tipos de actantes:

-emisor: quien ejecuta la acción.
-destinatario: el que la recibe.
-sujeto: héroe.
-objeto: móvil que persigue el héroe.
-ayudante: el que auxilia el héroe.
-opositor: el que se opone a los deseos del héroe.

Hamon clasifica los personajes en tres tipos:

-personajes referenciales: aquellos cuya existencia es o ha sido real, tienen existencia histórica o mítica.
-personajes conectores: a través de ellos se expresa el emisor-autor y el receptor-lector, son aquellos cuyas opiniones están orientadas a esclarecer el relato.
-personajes anafóricos: organizan el relato. Son personajes predicadores dotados de memoria que siembran o interpretan indicios, sueños, confidencias, recuerdos.

EL ESPACIO
El espacio y el tiempo ficcional son percibidos por el lector como una unidad.
Toda novela posee un espacio gráfico particular que es distinto de otros tipos de discurso. Cada relato se desarrolla en un espacio que le es propio, puede ser geográfico, rural o urbano, o metafísico. La observación del espacio permite ubicar frecuentemente la época en que una novela se desarrolla, también relaciona al lector con el personaje, con el medio geográfico y sociocultural en el cual se mueve.

EL TIEMPO
Los acontecimientos narrados se desarrollan dentro de una dimensión temporal. Los hechos que conforman una historia pueden presentarse siguiendo un orden cronológico lineal o alterarlo. La acción puede avanzar, detenerse, retroceder, quebrando la línea causal y cronológica de la historia de base.

Genette llama a la falta de coordinación entre el orden cronológico de los acontecimientos y el orden en que los disponen narrador "anacronía".

-Analepsis: es un retroceso en la acción principal una vuelta hacia el pasado.
-Prolepsis: es la anticipación de acontecimientos que van a suceder en el futuro, un avance de la acción por medio de un salto en el tiempo.

LOS INDICIOS Y LA INFORMACIÓN
Barthes señala que los indicios remiten a un concepto más o menos difuso, que no brindan explícitamente, pero que es necesario para el sentido de la historia. Los indicios, que son portadores de significación implícita, deben ser descifrados por el lector.
La información nos ubica en el tiempo y en el espacio, son datos puros cuya significación se presenta el lector en forma inmediata, se trata de un conocimiento ya elaborado.

LOS MODOS DEL RELATO
El narrador puede elegir para contar su historia distintos modos de relatarlas:

-El discurso directo: si la voz que se escucha en una narración es la del personaje estamos en presencia del discurso directo.
-El discurso indirecto: si el narrador reproduce lo que alguien dijo, se observa el discurso indirecto.
-El discurso indirecto libre: si en el discurso indirecto se ha suprimido el verbo declarativo (dijo, expresó, señaló, preguntó), se da el discurso indirecto libre. Con este discurso se pretende representar la interioridad del personaje, sus pensamientos.

EL MONÓLOGO INTERIOR
El monólogo interior consiste en traducir el pensamiento del personaje, empleando su propio estilo, pero no como un monólogo común, sino como si el autor estuviera dentro del personaje y pudiera conocer lo que su mente piensa. Esta técnica fue llamada también fluir de la conciencia.